tecnologías utilizadas en el conflicto armado colombiano
1. Periodo comprendido entre 1950 y 1960
En el período comprendido entre 1950 y 1960, Colombia se hallaba en una de las etapas más sangrientas de su historia, bautizada bajo el apelativo época de “La Violencia”. Miles de campesinos tomaron las armas en nombre de una ideología de partido con la consigna de exterminar a los miembros del partido político rival. El país estaba polarizado entre liberales y conservadores y los medios de comunicación ayudaron a radicalizar más estas posiciones pues sus informes sobre el conflicto se regían con principios ideológicos y políticos sectaristas. La información era manipulada para favorecer el nombre de cierto caudillo u organización y la guerra era representada en las páginas de los diarios como un conflicto rural y aislado, que una vez terminado tuvo como consecuencia la creación de grupos de bandoleros que fueron suprimidos militarmente.
2. El decenio de los 70 y los 80
El estudio enmarca al decenio de los setentas y los ochentas dentro de una lógica de representación de los medios de comunicación donde se privilegiaba las fuentes oficiales. Este síndrome bautizado con el nombre de “El síndrome del verde oliva” corresponde a la época en la cual se formaron los grupos guerrilleros y paramilitares en Colombia. La radio y la televisión son los medios centrales y la información hizo visible las operaciones militares en contra de los grupos armados ilegales. Con ello se mostró otras dimensiones de la guerra: víctimas, pueblos destruidos, muertos que acercan el conflicto a las ciudades del país.
3. La década de los 90
En la década de los 90 los medios de comunicación entran en la lógica del mercado, manejando la información siguiendo las normas de lo que en el texto se precisa como la “guerra por las audiencias”. En ella se privilegia la imagen, el dramatismo y el sensacionalismo para colmar las necesidades de una sociedad de consumo. El estudio concluye que la lógica mercantil ha sacrificado el buen manejo periodístico del conflicto y aconseja multiplicar las formas de narrar los hechos para que sean vistos desde otros enfoques y densidades, es decir, que se multipliquen las fuentes citadas y los géneros periodísticos: crónicas, reportajes, perfiles, entrevistas, informes especiales.
Igualmente, el informe recomienda que se preste menos atención al hecho violento en si y se enfatice en el significado político del acontecimiento. Que no sólo sean las voces del “verde oliva” las que tengan cabida como fuentes de las informaciones, sino que también se de espacio a otros testimonios u opiniones que ayuden a matizar el conflicto armado. Hacer visibles las posiciones de la sociedad civil, las ONGS o las víctimas es la tarea.
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